Suplementación de grasa en alimentación porcina

La grasa en alimentación porcina

La grasa en dietas para cerdos se utiliza como fuente de energía, además, sirve como vehículo de las proteínas liposolubles y aporta sabor a la carne. De hecho, los lípidos presentes en el tejido muscular en una proporción no mayor del 3-5% proporcionan características de jugosidad, ternura y buen sabor, además de aportar palatabilidad y textura, propiedades indispensables para la fabricación de algunos productos cárnicos.

La suplementación con grasa en el alimento de los cerdos permite mejorar la palatabilidad y el rendimiento productivo [1] y modifica las características de la canal. También debe tenerse en cuenta que el uso de niveles elevados de aceites aumenta el riesgo de enranciamiento del pienso [1]. Por ello, es importante incluirla bajo los niveles adecuados con el fin de optimizar la producción sin comprometer la calidad del alimento ni la del producto final.

Efectos de la suplementación de grasa y niveles máximos recomendados

Los niveles de grasa en la dieta pueden variar en función de la edad, la raza y las características que se quiere que presente el producto final. Se incluye grasa suplementaria en la dieta con el objetivo principal de reducir el coste y mejorar los parámetros productivos [2], por ello, se deberá revisar el coste por calorías de la grasa y compararlo con el del maíz, para determinar cuál es la fuente más barata de calorías.

La grasa contiene, aproximadamente, 2,25 veces más energía metabolizable que el maíz. Con lo que se considera que la adición de entre 1 a 5% de grasa en dietas para cerdos en crecimiento o acabado permite mejorar la conversión de alimento y la ganancia diaria sin ningún afecto adverso sobre la calidad de la canal [3]. Por otro lado, la inclusión de más del 5% de grasa en las dietas, a pesar de que permite mejorar los resultados productivos, puede tener un efecto sobre la calidad del alimento [3] e, incluso, sobre la calidad de la canal si no se mantiene la relación de aminoácidos y energía.

Para calcular si es rentable incluir ingredientes con grasa suplementaria, tales como sebo, aceite de maíz o aceite de soja, se debe calcular el porcentaje de mejora en el índice de conversión necesario para contrarrestar el incremento del precio de la dieta. Es decir, si el coste incrementa un 5%, se deberá obtener runa mejora del 5% mínimo en la eficiencia alimenticia [3].

La grasa también puede tener la función de aumentar la concentración energética de la dieta en épocas calurosas o en cualquier etapa donde el consumo de alimento es reducido, con el objetivo de asegurar que los animales ingieren la cantidad de calorías que necesitan.

Efectos en las distintas etapas de producción

En las cerdas, mejora la producción de leche y la grasa de la leche, por lo que mejora los pesos de los lechones al destete y puede tener un impacto positivo sobre el peso al nacimiento y la supervivencia de los lechones [1].

En lechones destetados, aumenta la ganancia de peso y la eficiencia alimenticia, mientras que en las etapas de crecimiento mejora la tasa de deposición de tejido magro. Además, en cerdos en acabado, por cada 1% de grasa añadida se considera que la ganancia de peso incrementa en un 1% y el índice de conversión mejora en un 2%.

Requerimientos de energía y grasa en los cerdos

Los requerimientos de energía están estrechamente relacionados con la suplementación de grasa en las dietas para cerdos, ya que se trata de un ingrediente con una elevada concentración calórica. Las necesidades varían ampliamente según la etapa de producción y la edad de los cerdos.

La grasa también es una fuente de ácido linoleico, un ácido graso esencial que debe ser aportado en la dieta. De acuerdo con el NRC (2012) [4], las necesidades en ácido linoleico son insignificantes en esta especie, por lo que se recomiendan valores superiores al 0,10%-1,50% en la mayor parte de las etapas, e incrementarlos en caso de problemas dérmicos [5]. En cualquier otro caso, la suplementación con grasa tendrá como objetivo la mejora de los parámetros productivos.

Por otro lado, las razas de cerdos con mayor capacidad de crecimiento (Large White, Landrace, Duroc) suelen tener unos requerimientos más elevados de proteína que otras razas como Berkshire o Hampshire, por lo que en esas razas en muy importante revisar la relación proteína:grasa en el caso de que se incrementen los niveles de grasa de la dieta.

Tabla 1. Requerimientos de energía, grasa y ácido linoleico en reproductores (FEDNA)

   AdultosCrecimiento
Energía neta2130225021502190
Energía metabolizable2875298029302935
Grasa, mín.3,15,43,04,5
Ácido linoleico, mín.>0,10>0,10>0,100,70
Energía expresada en kcal/kg; grasa y ácido linoleico expresado en %.

Tabla 2. Requerimientos de energía, grasa y ácido linoleico en cerdos de engorde (FEDNA)

 5-7 kg7-12 kg12-22 kg20-6060-100>100
Energía neta>1480>2470>2460240024002400
Energía metabolizable>329032853280318031753150
Grasa5-95-8,55-84-84-84-8
Ácido linoleico, mín.>0,10>0,10>0,10>0,10>1,50>1,50
Energía expresada en kcal/kg; grasa y ácido linoleico expresado en %.

Fuentes de grasa

Las fuentes de grasa más frecuentemente utilizadas son el aceite de soja o de girasol y la grasa animal [6]. Los aceites son líquidos a temperatura ambiente, mientras que la grasa animal se encuentra en formato sólido. En general, los aceites suelen ser la opción preferida, en particular en dietas para cerdos de menos de 7 kg [6], debido a que son más digestibles.

La grasa suplementada en las dietas siempre debe ir acompañada del uso de antioxidantes para evitar su enranciamiento, que a su vez afectará a la aceptación del alimento, a la salud de los animales y a la calidad del producto final. Existen distintos antioxidantes en el mercado, y hay que tener en cuenta que pueden acumularse en la grasa de los animales y llegar a la cadena alimentaria, en particular en el caso de antioxidantes como BHA o BHT. En cambio, los antioxidantes naturales no presentan este problema.

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Fuentes consultadas

  • [1] FEDNA, “Necesidades nutricionales para ganado porcino: normal FEDNA,” 2013.
  • [2] L. Vos, C. Dewey, and A. DeGrau, “Value of pigs by growth rates,” Am. Assoc. Swine Pract., no. Proceedings Indianapolis, pp. 39–43, 2000.
  • [3] NCSU, “ENERGY – NCSU Extension Swine Husbandry (MARK),” projects ncsu swine nutrition. [Online]. Available: https://projects.ncsu.edu/project/swine_extension/nutrition/nutritionguide/energy/energy.htm. [Accessed: 25-Oct-2021].
  • [4] N. R. Council, Nutrient Requirements of Swine, 11th editi. Washington, DC, 2012.
  • [5] C. de Blas, P. Carcía-Rebollar, M. Gorrachategui, and G. G. Mateos, FEDNA (Fundación Española para el Desarrollo de la Nutrición Animal), 4th ed. Madrid, 2019.
  • [6] C. E. Service, Swine Nutrition Guide. University of Nebraska and South Dakota State University, 2000.